En Colombia, en la región norte del departamento de Antioquia, en el corregimiento de Labores del municipio de Belmira, hay una vereda llamada La Candelaria.
Esta Vereda cuenta con una gran riqueza natural que la convierte en un lugar precioso. Las aguas que bañan cada uno de sus alrededores haciéndola diferente; los conciertos que cantan sus aves cada mañana al salir el sol; el delicioso aroma que solo se puede aspirar cuando hay presencia de las flores; la extensión de los montes y una gran variedad de animales hacen de este, un lugar mágico.
También es justo mencionar a las personas que han dedicado su vida a transformar el ambiente según sus necesidades.
Es muy mágico poder contar con tan excelente riqueza.
Sin embargo, con el paso de los años, hemos descuidado estas riquezas en nuestro afán de vivir. A lo mejor no nos damos cuenta de todo lo que poseemos y por ello perdemos el valor por la naturaleza y, es allí, donde vienen todas aquellas acciones de destrucción sobre la naturaleza.
Nuestra mayor riqueza y compromiso en este momento, es que nuestros ojos todavía puedan disfrutar de un agradable show natural y paisaje motivador; que nuestros oídos escuchan todavía las melodías que entonan los pájaros, grillos y ríos en un melodioso concierto natural; que nuestro olfato aún puede presenciar el olor de las flores y las montañas; que nuestras manos aún poder tocar y sentir texturas que nos llevan a descubrir que debemos cuidar y valorar el maravilloso mundo que el señor nos regaló.
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